Me acosté cerca de su cuello, su aliento se clavaba en el aire, era bonito respirarlo, y con la mano derecha notaba los latidos de su corazón, era curioso cómo podía estar tan calmado, yo sentía como el mío explotaría de un momento a otro. Cerré los ojos, y mis pestañas tropezaron con cierta parte de su cuello, pero aun así cerré los ojos.
Sabía que él seguía mirándome, aquello me ponía nerviosa, pensé en la primera vez que le ví, era diferente pero no por eso menos interesante, cuando hablábamos mis palabras parecían mojadas, pero me encantaba todo él, me encantaba que me hiciera cosquillas y que pudiera dibujar sonrisas en el aire con la punta de su nariz.
Notaba como temblaba, su pecho estaba frío y su corazón seguía bombeando a la misma velocidad, despegue los parpados poco a poco hasta verle, seguía mirándome.
- Tonto.
- ¿Qué? ¿Ahora tampoco puedo mirarte? – Dijo casi riendo, aunque se oían las carcajadas internas desde donde yo estaba.
Aunque su piel estaba fría no me importó acercarme a él, parecía frágil, como la buena suerte, y hundí los dedos de mi mano en su pelo, acariciándolo.
sábado, 27 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario